La aparición de los primeros síntomas.
Recuerdo claramente cuándo comenzó mi penuria con este desagradable visitante. Un día, al salir de la ducha noté una pequeña picazón entre el cuarto y quinto dedo del pie derecho al secarme los pies. Fué algo no muy intenso pero molesto. Fuí al trabajo con unos calzados con suela de goma que aíslan del calor y funcionaron muy bien para ese día de verano. Sin embargo, cerca del mediodía comencé a sentir nuevamente la picazón y esta vez con mayor intensidad. Fuí al baño para sacarme los zapatos y los calcetines para revisar los pies. No se veía nada extraño y no entendía qué me pasaba porque picaba muchísimo. Intenté continuar con el ajetreo del trabajo pero la picazón continuaba con mayor intensidad a medida que pasaban los minutos. Volví al baño, me revisé nuevamente y no encontraba nada, luego de mirar y mirar entre los dedos noté algo como una “ampolla”, la reventé y noté un alivio inmediato a la picazón. Al día siguiente, al ir al trabajo comencé a notar la picazón pero en esta oportunidad en el pie izquierdo. Fuí al “dermatólogo” para ver de qué se trataba esto. “Hongos” me indicó. “póngase esta solución en los pies”, era ácido undecilénico y alcohol isopropílico. Me eché unas gotitas en el dedo donde empezó todo… el dolor fué tremendo, como si te “quemara”, claro, ahí casi no había piel por lo que sentí una tremenda sensación de ardor.
Durante mucho tiempo utilicé esa “solución” para tratar el problema… sin resultados.
El mejor consejo de un amigo con experiencia
Un amigo médico me recomendó hacer un cambio de vestuario y hábitos para los pies. Consistía en lo siguiente:
- “Cuando salgas de la ducha, utiliza un secador de pelo para asegurarte que los pies queden bien secos”, “luego te aplicas en ambos pies talco con clotrimazol, 1g” “también aplíca el talco a tu calzado”
- “Cambia tus zapatos a zapatos con suela”
- “Utiliza calcetines de hilo 100%. Es más caro, lo sé, pero te acordarás de mí. Nada de poliamida, Nylon, etc.”
- “Cámbiate los calcetines durante la jornada de trabajo.”
- “Utiliza plantillas ortopédicas moldeadas para evitar los callos, porque son enemigos de los pies, hacen mucho daño.”
Qué hacer en casa?
Los consejos de mi amigo resultaron ser tremendamente efectivos, gracias a ellos nunca más tuve problemas de hongos. Sin embargo, es tremendamente importante seguir las indicaciones que te recomiendan tus médicos y podólogos. Se complementan extraordinariamente bien con las medidas tomadas en el punto anterior. También hay que observar que si tú presentas hongos en los pies, debes advertir a los demás miembros de la familia y tomar las precauciones necesarias para evitar el contagio. Lavar la tina donde te duchaste con un poco de cloro antes que alguien más de tu familia la ocupe. Nunca intercambiar calcetines ni menos zapatos. Evitar el uso de zapatillas lo más posible salvo para hacer deporte. Nunca secarse los pies con la misma toalla del cuerpo y de cara porque puedes pegarte los hongos en otras zonas del cuerpo.
Conclusiones finales
Una de las características fundamentales que requiere la lucha contra los hongos de la piel es la perseverancia. Yo estuve luchando contra esta calamidad durante 6 años en forma irregular. Cuando finalmente me discipliné frente al tratamiento que sigo hasta el día de hoy, he mantenido alejado a los hongos de los pies. Es difícil hacerlo, lo reconozco, pero se puede. Si yo pude, tu también.
En el caso de patologías graves en los pies como por ejemplo, la diabetes, es muy importante observar y cuidar que esos pies no se infecten con hongos. Siempre recurrir al médico ante cualquier duda, no esperar a que sea tarde. El cuidado de los calcetines, zapatos, aseo prolijo, mantener las uñas cortas, utilizar plantillas ortopédicas moldeadas y ser disciplinado con el tratamiento lograrán mantener unos pies bien cuidados, sanos, sin heridas. Cuando hay heridas en un pie diabético, hay que poner ojo, se puede infectar y terminar en una amputación.
